26 septiembre 2020

Boletín Al-a-limón N° 12 Gustavo Stiglitz

 banner-top-alalimon-1x-8


*Nuevos fundamentos de la identificación
Gustavo Stiglitz       
     El tema de las identidades y las identificaciones es central para analizar la polarización social. En el texto “El traumatismo del final de la política de las identidades”, Éric Laurent cita a Lacan en Acerca de la causalidad psíquica, de 1946, cuando se refiere a las primeras elecciones identificatorias del niño, para decir que “no determinan otra cosa que esa locura, gracias a la cual el hombre se cree un hombre”.
     Hay algo loco en la identificación, o al menos irónico, ya que en ella se trata de tapar el vacío de la identidad con los significantes de un Otro que no existe. A partir de allí, de la elección de los significantes para tapar el vacío de la identidad, queda abierto el campo para la tolerancia o la intolerancia a la diferencia, en un abanico que va desde la convivencia más o menos pacífica, más o menos segregativa y violenta, hasta la violencia desenfrenada como efecto de un horror a la diferencia.
     Lo que aprendimos sobre todo a partir de las masivas movilizaciones en Brasil en 2013, es que hoy existe un modo de hacer masa distinto a la identificación con el rasgo del ideal. Una masa sin consigna ni rasgo identificatorio comunes. Esa es la cuestión que investiga en el texto. En aquellas movilizaciones había quienes decían que no sabían exactamente cuál era su reclamo, qué los llevaba a manifestarse, pero sí sabían que debían estar ahí.
     Más que por la identificación a un rasgo común ubicado en el ideal -como se constituían las masas en la primera mitad del siglo XX-, ahora se trata de dónde poner los cuerpos y con qué cuerpos resuena el de cada uno. Es como un fracaso de la lógica de los prisioneros. En el Aserto… cada uno suponía un saber en el otro a partir del cual calculaba sus propios movimientos.
     Hoy la suposición que genera polarización es de tinte paranoico, “el otro quiere mi mal”. Esto va de la mano de la caída del patriarcado, entendido como la organización social y distribución de los goces operada por el Nombre del Padre de la tradición. Aclaro “de la tradición” porque en cuanto función, algo sigue operando en la organización de nuestras sociedades. La familia, por ejemplo, no ha desaparecido sino que, al contrario, todo el mundo reclama su derecho a formar una, del tipo que sea. Entonces, hay un operador, pero no es el tradicional. ¿Lo seguimos llamando Nombre del Padre o no? Eso da para un gran debate.
     J-. A. Miller señaló en una entrevista publicada en Cités en 2003, que la política procede por la identificación, manipulando los significantes amo para capturar a los sujetos. Lo que ha cambiado es el fundamento de la identificación, que ya no es a un rasgo ubicado en el ideal sino que implica las resonancias del goce en los cuerpos, las pasiones.
     E. Laurent se refiere entonces a la identificación “que funciona en el registro de un cuerpo político producido en calidad de existencia lógica, atravesado por las pasiones fantasmáticas”. Esto no es fácil de entender. ¿Captamos su originalidad y profundidad? ¿Cuál es su precisión sobre la constitución de una masa? Va en la línea en que Jacques-Alain Miller elucida la última enseñanza de Lacan. Es decir, pasar de la idea de un fundamento simbólico del sujeto y el grupo, a su fundamento real. Se trata de poner en el centro al cuerpo y sus pasiones, las versiones identificatorias vienen luego. Tenemos así al vacío simbólico de las identidades y a las pasiones y sus objetos que van a ese lugar. La pregunta es si hay ahí una nueva alianza de la identificación y la pulsión.

*Fragmento de la entrevista publicada por Freudiana N° 88, revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis - Catalunya, quienes junto al autor autorizaron amablemente esta publicación.

Articulos anteriores




logo-bottom

Visita nuestro blog:

www.cid-tucuman.blogspot.com

Seguinos en nuestras Redes Sociales:

facebook twitter


banner-footer
--