El niño en la sexualidad femenina
Investigar la sexualidad femenina es una cuestión preliminar al análisis con niños, trabajo con esos Otros significativos que encarnan las funciones materna y paterna. El niño llega al mundo como producto del deseo de los padres; de una mujer en tanto que madre, y de un hombre por esa mujer a la que hace madre. El advenimiento del niño como ser hablante se jugará en relación con su madre y con lo que ella es en tanto que mujer.
Freud (1931) divide la vida sexual de la mujer en 2 etapas, una masculina en relación a la madre, otra femenina en relación al padre. Plantea 3 vías posibles frente al reconocimiento de la castración:
1- Apartamiento general de la sexualidad.
2- Complejo de masculinidad.
3- Actitud femenina que acepta la castración y resuelve la envidia de pene en deseo de pene, orientado al padre.
La ecuación pene-niño es la clave de lo femenino, y la maternidad será la sustitución vehiculizada por la significación fálica que llama “ecuación simbólica”. Pero Freud vislumbra que la lógica fálica no es suficiente para dar cuenta de la sexualidad femenina, “continente negro” enigmático.
Por su parte, Lacan a lo largo de su enseñanza, presenta 3 lógicas para este proceso; la 1ra sigue a Freud logificando el complejo de Edipo en términos de metáfora paterna, la 2da expone una sexuación a partir del fantasma y del objeto a, con su doble función de causa del deseo y condensador de goce, y la 3ra presenta las posiciones sexuadas a partir del goce.
Partiendo de la lógica fálica, sitúa el problema femenino en la madre-mujer, división entre tener el falo, que se juega en el deseo de niño, y serlo para un hombre. La dimensión de ser el falo implica jugar los semblantes femeninos de la mascarada, y requiere del pasaje por la castración, es decir la falta en ser.
En el Seminario 4 (1956), Lacan destaca que la madre se sitúa como marcada por esa falta fundamental, que trata de colmar. “La situación entre la madre y el niño supone que éste ha de descubrir aquella dimensión, el deseo de algo más allá de él mismo por parte de la madre, es decir más allá del objeto de placer que siente que es para la madre, en primer lugar, y que aspira a ser” (pág. 243).
Se pregunta cuál es la función del niño para la madre con respecto al falo como objeto de su deseo, y propone que ésta puede sostenerse en dos líneas:
• Falo metafórico; donde cumple la función de metáfora de amor por el hombre, que se da cuando la mujer acepta su falta en tener y se dirige al padre y de allí al hombre para que le done al niño.
• Falo metonímico; donde el cuerpo del niño sustituirá al falo anhelado, cuando la mujer no acepta su falta en tener.
Ubicar cuál es la función del niño para la madre con respecto al falo resultará muy orientador en la clínica. Miller (2005) sitúa la sustitución del niño por el falo y la identificación del niño varón con el objeto imaginario del deseo femenino. Dice que la madre “…sólo es suficientemente buena si no lo es demasiado, sólo lo es a condición de que los cuidados que prodiga al niño no la disuadan de desear como mujer” (Pág.2). Pone al niño en relación con la madre y con lo femenino que hay en ella, completándola y a la vez dividiéndola.
El niño se preguntará no solamente por el Deseo de la Madre, sino también qué quiere en tanto mujer. De las respuestas a estas preguntas dependerá cómo anude la estructura y se posicione sexualmente.
Pero esta lógica no da cuenta del goce en juego, que requiere de la conceptualización del fantasma para encontrar su lugar; una mujer ocupa para un hombre el lugar de objeto en su fantasma, y a su vez, una madre tiene objetos fantasmáticos encarnados en sus hijos. Lo femenino se juega en ese no-toda madre y no-toda mujer.
M-H Brousse (2019) platea que lo que en el discurso común aparece como lo más femenino, en realidad está en posición masculina para el ser hablante, ya que la madre está del lado del universal, es decir, del lado masculino de las fórmulas de la sexuación. Pero más allá del deseo de la madre hay un goce femenino, que queda fuera de esta reducción al universal del goce materno.
Freud (1931) divide la vida sexual de la mujer en 2 etapas, una masculina en relación a la madre, otra femenina en relación al padre. Plantea 3 vías posibles frente al reconocimiento de la castración:
1- Apartamiento general de la sexualidad.
2- Complejo de masculinidad.
3- Actitud femenina que acepta la castración y resuelve la envidia de pene en deseo de pene, orientado al padre.
La ecuación pene-niño es la clave de lo femenino, y la maternidad será la sustitución vehiculizada por la significación fálica que llama “ecuación simbólica”. Pero Freud vislumbra que la lógica fálica no es suficiente para dar cuenta de la sexualidad femenina, “continente negro” enigmático.
Por su parte, Lacan a lo largo de su enseñanza, presenta 3 lógicas para este proceso; la 1ra sigue a Freud logificando el complejo de Edipo en términos de metáfora paterna, la 2da expone una sexuación a partir del fantasma y del objeto a, con su doble función de causa del deseo y condensador de goce, y la 3ra presenta las posiciones sexuadas a partir del goce.
Partiendo de la lógica fálica, sitúa el problema femenino en la madre-mujer, división entre tener el falo, que se juega en el deseo de niño, y serlo para un hombre. La dimensión de ser el falo implica jugar los semblantes femeninos de la mascarada, y requiere del pasaje por la castración, es decir la falta en ser.
En el Seminario 4 (1956), Lacan destaca que la madre se sitúa como marcada por esa falta fundamental, que trata de colmar. “La situación entre la madre y el niño supone que éste ha de descubrir aquella dimensión, el deseo de algo más allá de él mismo por parte de la madre, es decir más allá del objeto de placer que siente que es para la madre, en primer lugar, y que aspira a ser” (pág. 243).
Se pregunta cuál es la función del niño para la madre con respecto al falo como objeto de su deseo, y propone que ésta puede sostenerse en dos líneas:
• Falo metafórico; donde cumple la función de metáfora de amor por el hombre, que se da cuando la mujer acepta su falta en tener y se dirige al padre y de allí al hombre para que le done al niño.
• Falo metonímico; donde el cuerpo del niño sustituirá al falo anhelado, cuando la mujer no acepta su falta en tener.
Ubicar cuál es la función del niño para la madre con respecto al falo resultará muy orientador en la clínica. Miller (2005) sitúa la sustitución del niño por el falo y la identificación del niño varón con el objeto imaginario del deseo femenino. Dice que la madre “…sólo es suficientemente buena si no lo es demasiado, sólo lo es a condición de que los cuidados que prodiga al niño no la disuadan de desear como mujer” (Pág.2). Pone al niño en relación con la madre y con lo femenino que hay en ella, completándola y a la vez dividiéndola.
El niño se preguntará no solamente por el Deseo de la Madre, sino también qué quiere en tanto mujer. De las respuestas a estas preguntas dependerá cómo anude la estructura y se posicione sexualmente.
Pero esta lógica no da cuenta del goce en juego, que requiere de la conceptualización del fantasma para encontrar su lugar; una mujer ocupa para un hombre el lugar de objeto en su fantasma, y a su vez, una madre tiene objetos fantasmáticos encarnados en sus hijos. Lo femenino se juega en ese no-toda madre y no-toda mujer.
M-H Brousse (2019) platea que lo que en el discurso común aparece como lo más femenino, en realidad está en posición masculina para el ser hablante, ya que la madre está del lado del universal, es decir, del lado masculino de las fórmulas de la sexuación. Pero más allá del deseo de la madre hay un goce femenino, que queda fuera de esta reducción al universal del goce materno.
Maria Andrea Maldonado
Modulo FDF. Resp.Elvira Escalante
------------------------------------------------------------------
Bibliografía
• Brousse, M-H (2019), “Vaciar la madre”, en Bitácora Lacaniana ¿Qué madres hoy? Olivos: Grama Ediciones.
• Brousse, M-H (2019), “Madres públicas, mujeres secretas”, en Bitácora Lacaniana ¿Qué madres hoy? Olivos: Grama Ediciones.
• Cazenave, L. (2020) “¿Qué plantea el niño al psicoanálisis?”. Buenos Aires: Instituto Clínico de Buenos Aires.
• Freud, S (1931), “Sobre la sexualidad femenina”, en Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu editores, 2004.
• Lacan, J (1956-1957) “El Seminario, Libro 4: La relación de objeto”. Clase XIV, “El significante en lo real”. Buenos Aires: Paidós.
• Lacan, J. (1967) “Nota sobre el niño”, en Otros Escritos. Buenos Aires: Paidós.
• Miller, J-A. (2005) “El niño, entre la mujer y la madre”. En Virtualia, revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana.
Modulo FDF. Resp.Elvira Escalante
------------------------------------------------------------------
Bibliografía
• Brousse, M-H (2019), “Vaciar la madre”, en Bitácora Lacaniana ¿Qué madres hoy? Olivos: Grama Ediciones.
• Brousse, M-H (2019), “Madres públicas, mujeres secretas”, en Bitácora Lacaniana ¿Qué madres hoy? Olivos: Grama Ediciones.
• Cazenave, L. (2020) “¿Qué plantea el niño al psicoanálisis?”. Buenos Aires: Instituto Clínico de Buenos Aires.
• Freud, S (1931), “Sobre la sexualidad femenina”, en Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu editores, 2004.
• Lacan, J (1956-1957) “El Seminario, Libro 4: La relación de objeto”. Clase XIV, “El significante en lo real”. Buenos Aires: Paidós.
• Lacan, J. (1967) “Nota sobre el niño”, en Otros Escritos. Buenos Aires: Paidós.
• Miller, J-A. (2005) “El niño, entre la mujer y la madre”. En Virtualia, revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana.