15 septiembre 2009

Épico y extraño




La Voz del interior
Córdoba, Jueves 10 de setiembre de 2009


El domingo 13 se cumplirán 30 años de la muerte de Oscar Masotta, un autor inclasificable y fundamental en el campo del arte y el psicoanálisis argentinos.
Marcos Vidable
Especial

En La operación Masotta, Carlos Correa cuenta una anécdota iluminadora. A mediados de la década de 1950 Oscar Masotta y él solían ir al cine con frecuencia. A ambos les interesaban ciertos "mitos cinematográficos", pero uno de ellos, el de "el hombre que se va", les llamaba la atención en particular: los "individuos épicos". Personajes que llegaban a un "pueblo o a una pequeña ciudad y la depuraban e introducían e implantaban justicia e instituciones y fundaban o deshacían o recomponían jerarquías y eran amados por una bella mujer y que, una vez concluida su especie de misión, se iban, solos". A su modo, quizá ignorándolo, Oscar Masotta representará en su vida a uno de esos "individuos épicos" que admiró hasta el final.

1965 es un año particularmente importante en la trayectoria intelectual de Masotta, puesto que tiene el mérito de exhibir, de forma resumida, sus movimientos, su curiosidad y sus múltiples intereses. En pocos meses el ensayista publica su primer libro, Sexo y traición en Roberto Arlt (del cual hace una presentación extraordinaria con la lectura de "Roberto Arlt, yo mismo"); su primer artículo dedicado al psicoanalista Jacques Lacan; y dicta conferencias sobre arte pop en el Di Tella.

Crítica literaria, psicoanálisis, arte pop. Pero eso no es todo: a pesar de no tener ningún titulo universitario, es nombrado investigador con dedicación exclusiva en la Facultad de Arquitectura de la UBA y dicta, ese año, cursos sobre semiótica y lingüística. No es fácil encontrar un intelectual tan versátil como Masotta, ni siquiera en las décadas de 1960 y 1970, que él ayudó a definir como pocos con sus publicaciones, grupos de estudio, clases y fundaciones. Veamos.

Primer movimiento. Bajo el título de Sexo y traición en Roberto Arlt reúne artículos que dialogan especialmente con los de sus ex compañeros de la revista Contorno (1953-1959) y su proyecto es recolocar la obra de Roberto Arlt a partir de las contribuciones del existencialismo sartreano: la clase media, la delación y la sociedad alienante son sus preocupaciones primordiales. Pero poco antes de publicar este libro, Masotta ya había comenzado a desplazar del centro de sus preferencias a Sartre, pensador faro para él y los demás contornistas.

Sartre dividía aguas y los más íntimos amigos de Masotta, Carlos Correas y Juan José Sebreli, no le perdonarán sus nuevos intereses teóricos (Levi-Strauss, Barthes, Lacan) y terminarán por distanciarse. Lo acusan de perseguir, ciegamente, la moda. Mucho tiempo después, todavía molesto, Sebreli declarará: "No es casual que en la década de ‘50 fuera existencialista, en los ‘60 estructuralista y luego lacaniano. Estaba siempre en la cresta de la ola". Otros intelectuales lo acusaban de lo mismo.

Segundo movimiento. El 12 de febrero, en el salón de Artes y Ciencias de Buenos Aries, Masotta debía presentar su propio libro por una sugerencia de su editor, Jorge Álvarez. Debía ajustarse a la amabilidad obligatoria de esos eventos, y aceptar, antes de los agradecimientos y los aplausos, algunas preguntas del público. Debía mostrar, siempre, dominio sobre su obra. Pero decide salirse del camino, nuevamente: lee "Roberto Arlt, yo mismo" y convierte el género "presentación de libro" en una de las bellas artes.

Texto íntimo, guiado por la pregunta "quién era yo cuando escribí ese libro" más que por suposiciones comprobadas, le permite a Masotta abrir su biografía: su deseo de ser escritor de ficción, la muerte de su padre, la locura, los intentos de suicidio, la falta de dinero, los autores descubiertos en esa época. Aunque hacia el final comente que está ordenando notas para escribir un trabajo autobiográfico más extenso, no volverá a experimentar de nuevo con esta forma de escritura. Para Ricardo Piglia, para Osvaldo Lamborghini, entre otros, en "Roberto Arlt, yo mismo" se halla lo más sobresaliente de su obra.

Tercer movimiento. "Arte pop y semántica" es el título de las conferencias que dicta Masotta en el Instituto Di Tella en setiembre de 1965. Dos años más tarde, en 1967, esas charlas, con escasas modificaciones, integrarán el libro El pop art. Allí analiza la obra de los artistas del pop estadounidense, pero también la producción de artistas locales (Minujín, Renart, Puzzovio, Squirru). En el prólogo se pregunta si lo que escribió aún tiene vigencia, ya que buena parte de las obras que analizaba sólo las conocía por medio de reproducciones fotográficas. Luego de viajar por Europa y Estados Unidos (en 1966 y en 1967), y de tomar contacto directo con obras y autores (Lichtenstein, Warhol), se responde que sí, que sus "fantasías" acerca de las obras resultaron ser bastantes realistas.

En 2004 Ana Longoni preparó una imprescindible recopilación de los trabajos que Masotta escribió sobre cuestiones artísticas, nunca reeditados hasta ese momento (Revolución en el arte, Edhasa, 2004). Durante años buena parte de la crítica especializada no le prestó atención a esos análisis que aún conservan su vigencia.

Cuarto movimiento. "Lo que estoy estudiando en este momento es Freud, y no Arlt. Por otra parte hace tiempo que no releo a Arlt", dice Masotta en la presentación de Sexo y traición en Roberto Arlt. El 12 de marzo de 1964 en el instituto de Pichón Riviére había leído una comunicación que llegará a ser muy comentada: "Jacques Lacan o el inconsciente en los fundamentos de la filosofía".

El año siguiente esa comunicación será publicada en el número 9 de la revista de izquierda Pasado y Presente. Este movimiento tiene sus rarezas también. El crítico que difunde la obra de Lacan en nuestra lengua no es una autoridad reconocida en el medio psicoanalítico y la revista en la que aparece el artículo no es una publicación institucional o especializada. Estos hechos no son frecuentes en un momento en que los médicos de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) acaparan el saber y las prácticas analíticas. Un lego difundiendo a un analista francés ignorado es un hecho que no pasará desapercibido para los profesionales de la salud mental, que encontrarán en Masotta a un nuevo guía.

Para Hugo Vezzetti, Masotta "favorece la ruptura del monopolio de la asociación psicoanalítica local", pero a la vez quedará preso de la institución que fundará para difundir el psicoanálisis lacaniano. Dejará de ser un intelectual que se sirve del psicoanálisis para convertirse en un psicoanalista. Pensando en esto, Diego Peller se preguntaba: "¿Acaso el abandono de la literatura por la política es un problema para la literatura, pero su abandono por el psicoanálisis no?".

A finales de 1974, luego de fundar la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Masotta parte para Europa. En España continúa con la difusión del psicoanálisis hasta sus últimos días. El 13 de setiembre de 1979 muere, víctima de un cáncer, el inagotable "individuo épico" que Carlos Correa describía y, a veces, extrañaba.

Mesa debate
Mañana a las 18, en el Salón Rojo del Cabildo, se llevará a cabo la mesa debate "Oscar Masotta: el psicoanálisis, las vanguardias y la historieta". Intervenciones de Lucas Berone, Cristina Rocca y César Mazza.